Las Fotos (cuento)

“Clic”, odiaba ese sonido, bueno la imitación del sonido que debieran hacer las cámaras, que en estas cámaras nuevas y baratas solo era una copia, en el momento no se recordó el nombre de la parte que lo hacia. Los 2 chavos le dijeron: Gracias vos ¡buena onda! y les devolvió la cámara.

Se las hubieras hueviado dijo su primo con risa burlona, pero claro en son de broma, saco la cámara del maletín: ¡tómanos una con el Pedro! el día esta de ahuevo para llevarse un recuerdo de la playa. No recuerda por que, pero no se tomo una foto ese soleado día.

Dos días después, la tripa le trono camino al chance, ni modo no había desayunado y tendría que morir en un restaurante de comida rápida, la ventaja wifi para ver las noticias en la laptop, saludar a la mara del Messenger que tenia bloqueado en la ofis y revisar el adictivo libro de caras.

“Obturador” de la nada se recordó del nombre de la pieza, que es la encargada de hacer el sonido “clic” en las cámaras, ¡claro! cuando eran verdaderas, no el “clic” grabado de las digitales.

Pidió lo de siempre, unos omelet supremo típicos, conecto la laptop y se dispuso a revisar todo; alguien había dejado un periódico amarillista en su mesa “Venían de paseo” decía el titular y mostraba los cuerpos abandonados de dos jóvenes.

Condenada curiosidad le hizo abrir para leer la nota, para ese entonces ya había recibido el café.

¡¡Putaaaaa!!, casi lo bota, mientras exclamaba la palabrota, esa foto la tome yo. La nota continuaba “dos jóvenes que regresaban de paseo de una conocida playa del pacifico, fueron reportados desaparecidos el domingo por sus familiares y encontrado ayer, muertos de varios disparos, junto con sus pertenencias, en donde se encontró una cámara fotográfica digital que registra los últimos momentos con vida de los muchachos y hasta el momento se desconoce el motivo de su asesinato. Con esto se deja un saldo trágico de cuatro fallecidos el fin de semana, todos visitantes del mismo Balneario. Ver recuadro en la parte izquierda.”

El cuadro mostraba la foto de 2 niños; y explicaba que ambos habían fallecido ahogados, por irresponsabilidad de los padres, que al estar en estado de ebriedad, se quedaron hasta horas de la noche, en el mencionado balneario, descuidando a los infantes, que habían perdido la vida cuando un fuerte oleaje nocturno los arrastro, ante la vista impotente de los padres.

En ese momento el derrame del café si fue inevitable, el temblor de las manos y casi al instante empezó a buscar el archivo de las fotos del domingo, habían tomado pocas, la mayor parte del tiempo la pasaron en la playa, echándose las chelas y viendo patojas en bikini. Entre las fotos de su primo y Pedro, se habían colado a veces de fondo o atravesados dos niños, que recordó, que como chingaron ese día en la playa.

Las reviso detenidamente dándole zoom a cada una de ellas y vio a los niños, más pálidos y con los ojos perdidos, pero si eran los mismos que salían en las fotos del periódico. No se explicaba el por que del efecto de la foto, decidió revisar la edición digital matutino y cuando descargo la foto, que él le había tomado a los baleados, y la acerco detenidamente, alcanzo a ver marcas, en la cabeza y en los brazos de los torsos desnudos del par de muchachos. Mierda exclamo, esta mierda no puede ser, reviso la morbosa foto del periódico, de los cuerpos baleados y constato que cada marca correspondía a cada una de los impactos de bala, que recibieron los jóvenes y al revisar las fotos en las que los niños, los miro más pálidos, a pesar del sol y con una expresión rara en el rostro.

Ahuevado termino de desayunar, pago la cuenta y cogió el teléfono, para avisarle a su primo de su macabro hallazgo de obturador.

Ni a putas me contesta ese cerote, pago la cuenta y se dispuso ir al trabajo, se le hacia tarde; más tarde los llamo y les cuento de las putas fotos que me tienen atormentado.

Ni dos cuadras había recorrido, cuando de nuevo sonó el teléfono, como pudo se lo saco de la bolsa y vio que era el número de su primo, rápido dijo: ¡Puuuta! vos cerote, ni sabes lo que paso, antes de continuar oyó una voz que no le era la de su primo,

- ¿usted es familiar de Carlos Saavedra?

- Espéreme, contesto asustado, que hay viene un Emetra; si no es mi primo, con quien putas hablo, dijo con la voz cortada,

- lamento decírselo, pero su primo tuvo un accidente grave, junto con su amigo Pedro Ericastilla, los identificamos con sus licencias y no sabíamos a quien llamar, hasta que sonó su teléfono, y decidimos llamarlo, ya que lo tenía identificado como “Primo”; su primo y su amigo van en estado grave con rumbo al Hospital General, si usted pudiera avisarle a algún familiar.

Colgó el celular temblando, dio un giro violento para regresar, no voy a llamar a mi tía, hasta que me asegure que este bien, pensó.

Manejo como un diablo, llego al hospital, se parqueo como pudo y corrió a la emergencia, en donde averiguo que el golpe provocado por un trailer que se paso un alto, los agarro, causando heridas mortales en la cabeza de Carlos y un golpe fuerte en el hígado de Pedro, que aún se debatía entre la vida y la muerte. Como pudo tomo el teléfono, solo dijo: “tía, Carlos tuvo un accidente y esta muerto”, no podía detener el celular del llanto; bloqueo su mente, para evitar oír el grito desesperado de su tía. Todavía tenia que llamar a la familia de Pedro.

Mil mierdas pasaban por su cabeza. Tenía miedo de abrir la laptop, había llamado al trabajo, para decir que no podía llegar. Sentado en la emergencia del hospital, con olor a enfermo, llanto y mugre, con los ojos idos y esperando noticias de Pedro, las que llegaron sin ser positivas, el también había muerto.

En la noche de un día, que no había sido día, sino que había sido infierno. Tuvo otra vez los huevos de abrir la laptop, para ver las fotos, que quiso nunca haber tomado; las fotos que parecían reclamar a los muertos, las fotos que anunciaban la muerte, con pequeñas señales de un obturador maldito, que haciendo un ruido falso dejaba entrar la luz que se convertía en sombras oscuras de muerte, marcando a todos aquellos que se pusieron enfrente. Y horrorizado, vio como en cada una de las pocas fotos que había tomado de ese fatídico domingo, se miraban las marcas de balas, la palidez de los niños y ahora las sombras en la cara de Carlos y el hígado de Pedro. Ahora miraba claramente las putas fotos, que anunciaban la muerte. Y él fotógrafo, cómplice silencioso de la muerte; no salía en ninguna, pero había tomado todas; la angustia, el frío y el sudor corría por su cuerpo.

Y allí estaba la cámara cargándose, cagándose en su vida. Todo daba vueltas mientras caminaba hacia a ella, con un deseo destructor de no dejar que nunca ese obturador pudiera capturar la muerte, la tomo entres sus manos, como quien toma un arma sin deseo de matar y con miedo de causar la muerte; con una temblorosa sensación de angustia, con una furia que producía miedo y rabia a la vez; hasta que su mano temblorosa la encendió cuasi accidentalmente, como con voluntad propia, como queriendo tomar el mando. Y de repente, “clic” le/se tomo una foto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Vos que historia mas inpactante que miedo que te pase eso!!!!

Ana Maria
robertogt ha dicho que…
Que buena historia, con el hecho de saber que alguien murio poco despues de verla da escalosfrios :S
ventana urbana ha dicho que…
buen cuento... ¿Quién te dio la idea??? jajajaja.

Un poco de edición y el cuento es publicable... Esta bien manejado

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